martes, 25 de octubre de 2011

Justicia es Periodismo

No soy muy fanático de Juan Luis Cebrián porque reservo la admiración para quienes conozco personalmente, pero escribió una gran verdad en su libro "Cartas a un joven periodista" al decir que un buen profesional debe estudiar Derecho antes que Periodismo. Más tarde o más temprano en este trabajo te topas con la Justicia en un choque frontal donde tú vas en moto sin casco y la Justicia en un flamante todoterreno...

Yo no lo hice y ahora a menudo pago las consecuencias. Antes de cada juicio intento prepararme repasando el libro "Levantando el velo", uno de los grandes aciertos de mi pequeña librería de Periodismo. Sin embargo no es suficiente. A veces echo mano de abogados, jueces o el TSJA, a veces le pego un telefonazo a dos orgullos de esta profesión como son Jorge del Diario y Juanjo de Europa.

Aún así siento que camino por un terreno farragoso sobre el que siempre estoy a punto de hundirme... Y por mal que suene... eso no es malo. Esa sensación de indefensión me lleva más que nunca a dudar de todo, a cuestionar cada información, a no dar nada por sentado hasta que no lo he confirmado al menos cinco veces... y eso es Periodismo.

sábado, 22 de octubre de 2011

Soy periodista todoterreno

Yo soy un periodista todoterreno, puedo con todo... Hoy hago tribunales, ayer hice un entrenamiento y mañana la rueda de prensa del alcalde. Todos los días soy  periodista pero cada día soy un periodista distinto. La rutina apenas me alcanza, encasillarme es casi imposible, hoy me ves en una inundación, mañana me verás grabando un concierto.

Yo soy un periodista todoterreno, puedo con todo...  Por la mañana me tengo que saber de memoria la alineación del Betis, por la tarde no se me pueden escapar los nombres de los concejales. Un día soy experto en cine oriental, al siguiente estoy plantando tomates.

El problema de ser periodista todoterreno no lo tengo yo, lo tienen los demás. La policía no me ve como un periodista de sucesos, a los fiscales no les parezco un periodista de tribunales. Cuando voy al fútbol los compañeros no me miran como a un periodista de deportes, y si voy al Parlamento nadie me conoce.

Resultado: la policía no me da mucha información, los fiscales no se fían, los futbolistas no me pasan exclusivas y en el Parlamento los políticos me esquivan.

Ahora, si creen que me voy a rendir es que no han leído bien... Yo soy un periodista todoterreno, puedo con todo... ;) Amén.

viernes, 21 de octubre de 2011

El aplauso de Carcaño

Sssshhhhhh... y de repente al bullicio le sucedió el más puro silencio. Ya nadie escribía nada, ya nadie miraba a nadie. Y a la vez una veintena de periodistas fijamos la vista en el monitor de la sala para escuchar estas ocho palabras: "Llamo a declarar al señor Miguel Carcaño Delgado".

Y en ese momento seguro que muchos pensaron como yo en cuántas veces habíamos entrado en la casa de Marta y cuántas horas nos habíamos quedado fuera de los juzgados haciendo guardia... Seguro que a muchos como a mí se le pasaron por la cabeza las semanas de búsqueda en el río, los días rastreando el vertedero y cavando la zanja de Camas.

Seguro que muchos periodistas no pudieron evitar pensar en las largas charlas con el abuelo de Marta, los primeros días de Eva abatida en su casa o de Antonio pidiendo ayuda a las cámaras... Seguro que recordaron ese portal de la calle Argantonio lleno de flores y firmas, los carteles recorriendo la ciudad con la foto de Marta, la gente echada a la calle, los homenajes, los gritos, las lágrimas que han llenado páginas y páginas.

Y en ese momento, casi tres años después, cuando se hizo el silencio más puro, cuando nadie escribía nada, cuando nadie miraba a nadie en aquella sala... de repente sonó un aplauso de periodistas al escuchar estas ocho palabras: "Llamo a declarar al señor Miguel Carcaño Delgado".

sábado, 15 de octubre de 2011

Gabriel Pascual, periodista de raza

No es un hombre adelantado a su tiempo, si acaso es de un tiempo pasado. Debería vestir gabardina y llevar sombrero alado, pero lo suyo es una cazadora negra de doble cremallera. Ahí está Gabi, periodista de raza, malagueño de corazón, tiene el instinto de un buen cazador: tranquilo, sin prisas ni artificios, dispara una sola vez y nunca ha errado.

Gabi tiene la experiencia de un veterano, dejó atrás las dudas del novato. Escribe siempre enganchado a un cigarro, discreto... escondido entre palabras viste las crónicas de simple elegancia y acude a la verdad sin exagerar una coma ni alargar un párrafo...

En Benalmádena fuimos competencia, en Melilla hermanos, en Málaga bebimos juntos y en Sevilla no hay manera de que coincidamos. Hoy, en la distancia, somos lo que queremos: yo su admirador más fiel, y él mi gran compañero.

viernes, 14 de octubre de 2011

De la calle Fuencarral a Marta del Castillo

Ahora que empieza el juicio de Marta del Castillo me acuerdo más que nunca de un pequeño libro que compré tres veces (dos para regalar). De hecho no es un libro como tal sino una recopilación de las crónicas que Benito Pérez Galdós escribió para el periódico argentino La Prensa sobre un crimen que hace más de 120 años conmocionó a la sociedad española como ahora lo ha hecho el caso de Marta... El crimen de la calle Fuencarral en 1888.

En sus páginas se puede leer como casi nada ha cambiado en el periodismo de sucesos y tribunales en todos estos años. Galdós relata en primera persona la cobertura de una investigación judicial en términos que parecen sacados del siglo XXI:

“La prensa, obligada cada día a sostener y apacentar la curiosidad del público, no puede ejercer de fiscal ni mucho menos de juez en asuntos criminales sin exponerse a acometer grandes e irreparables injusticias. La facultad de sentenciar queda reservada a quien tiene de la sociedad el encargo de hacerlo”
Los periodistas merodeando siempre por los tribunales, el interés mediático centrado en el suceso por encima de la vida política o cultural, los periódicos defendiendo sus propias teorías y casi enfrentándose por ellas... se quejaba el escritor canario.

Galdós analiza el tratamiento informativo del caso, lo critica y a la vez forma parte de él convirtiéndose en un periodista más de la noticia. Él mismo llega a dibujar el rostro de la acusada y lo publica para que todos vean su cara, entrevista a testigos y vecinos de la calle y en la cárcel  interroga a uno de los principales sospechosos...


Hoy los periodistas empezamos a escribir las últimas páginas de un caso que sembró de madrugada el odio en toda una ciudad. No nos toca juzgar... Hoy, como hace 120 años, nuestro trabajo sigue siendo informar.

El circo mediático

Odio la expresión circo mediático cuando es un escupitajo intelectual que va del despacho de 5000 euros directo a la cara de los que trabajan en la calle por mil y algo. No digo que no exista, no digo que no haya quien lo fomente y por supuesto quien se aproveche, pero aquí fuera hay también periodistas preocupados por lo que publican, con miedo a meter la pata, dudando de cada palabra, intentando hacer lo mejor posible su trabajo.

Yo he visto a Eva Braña calmar a decenas de entrevistados para que no lloren, estaba delante cuando todas las cámaras se retiraron en un funeral de Los Palacios, he escuchado las dudas de Rocío Romero preocupada porque siempre quiere hacer bien su trabajo y me sentí orgulloso de Lídice cuando se negó a poner flores en la casa de Rocío Jurado, sin que hubiera muerto, para que un programa tuviera el plano deseado.

Y muchos más redactores, y cámaras y operadores y también jefes que ponen su granito de arena por la dignidad del periodismo. Y por supuesto he visto todo lo contrario, pero a esos que hacen lo contrario, por favor, déjennos que seamos nosotros los que le escupamos para así no salpicarnos. En este circo no todos son payasos.

lunes, 10 de octubre de 2011

Córdoba, 3:00 AM

El sonido de la puerta metálica abriéndose se ha convertido en alarma. Nos avisa cuando algo puede pasar aunque nada pasa. 10 horas dieron hace treinta minutos frente a un chalet de Córdoba. La policía busca pistas sobre dos niños desaparecidos. Dentro, un drama que un muro blanco esconde. Fuera café y palabras de ánimo para reducir la espera.

Ya van 11 horas de guardia. La policía ha hecho en la puerta cinco relevos... Fuera, la prensa, ninguno. La ultima pareja de agentes es la más simpática y se les ha escapado que dentro están cavando. Ya lo sabíamos. Hay prisa por resolver el caso, de otra manera la policía no cavaría bajo una noche oscura de finas estrellas y largo cansancio.

Son las tres menos cuarto. Llevamos más de 12 horas y la chaqueta que usé hace poco en el directo cubre ahora el frío a Julio, mi compañero. Apenas quedamos diez periodistas, el resto se fueron hace rato. Ya casi nadie habla, unos escuchan la radio, otros miran su teléfono y yo escribo mientras espero que suene de nuevo una puerta metálica.




sábado, 8 de octubre de 2011

Muchos jefes...

Diría que hay jefes que solo se preocupaban de ti cuando tienes en tus manos una de sus noticias, pero los he conocido que te llaman y te preguntan qué tal han ido esas vacaciones. Podría asegurar que son tozudos, pero hay quien ha compartido conmigo dudas e inquietudes. Diría que gritan y alguno hasta insulta, pero también ha escuchado palabras de ánimo cuando me fue mal. Si los hay autoritarios, también los conocí participativos. Si los hay que escurren el bulto, también los vi dar la cara.

Diría que hay jefes comprometidos con el periodismo y jefes a los que la profesión no les importa nada. Los he visto pedir unicornios y me han aceptado ranas. Con los errores algunos fueron compasivos y algunos buscaron venganza. Con los aciertos a mi no me importa lo que hagan.

Al final solo hay dos tipos de jefes: de los que se puede aprender y de los que no... A los primeros les perdono, a los segundos no. A los primeros los quiero cerca, a los segundos no... los quiero lejos, lejos con sus dudas vestidas de órdenes, lejos la prepotencia con la que no cubren nada.

jueves, 6 de octubre de 2011

Estamos todos locos...

Con el Comisario Trosel y el gran Medori antes de patrullar por Caracas
Si vemos un fuego intentamos acercarnos un poco más, si hay agua buscamos meternos. Los precintos los tenemos que saltar y si hay una pelea estamos los primeros. Cuando la policía va a cargar nos ponemos en medio y si tiran piedras no queremos perdérnoslo.

En un atraco nos gustaría estar dentro, en una tormenta somos los que están fuera. Si hay una epidemia buscamos a los enfermos, si hay un asesino no tememos que nos vea. Hablamos de delitos todo el tiempo, acusamos a criminales sin problema, nos jugamos el tipo por cualquier noticia que valga la pena.

Lo pueden llamar vocación, pero es riesgo, lo pueden llamar pasión pero es locura... y debería tener un precio... lo que nos hace dar un paso más cuando dan un paso atrás los cuerdos.

La cara oculta de la boda


David, doce horas en un balcón. Julio y Carlos con las ruedas de un coche sobre sus pies. "¡Ahí están la madrina y el madrino!" dice una niña de siete años,  "ahí está Peñafiel" dice otra de seis. Y uno vestido de yogurt, y otro del Rey... y llegan veinte duquesas de Alba todas a la vez.

El calor aprieta en la calle Dueñas, pero más aprieta la gente que no se lo quiere perder; las cámaras no tocan el suelo, los trípodes no se pueden ni recoger, y entre tanta gente cae al suelo mareado un compañero de Antena 3.

Salen los novios a la calle y la masa empujando otra vez, trescientas personas gritando que la duquesa es del pueblo y el pueblo la quiere ver... Para eso están los cámaras grabando... ¡joder!

lunes, 3 de octubre de 2011

Fases de una guardia de periodistas

A menudo el trabajo de un periodista consiste en no hacer nada. Son las temidas guardias... Esperar en la puerta de los juzgados, en la entrada de un hospital o en la salida de un hotel. Podría parecer sencillo pero un periodista acostumbra a respirar adrenalina y las guardias pueden llegar a asfixiar. 

En esa forma lenta de morir periodísticamente transcurren una serie de fases que pueden ser tal que así...

1. LA DUDA: Llega el primer equipo de periodistas. No hay nadie y en lugar de pensar que eres el primero, piensas que te has equivocado de sitio.

2. EL ALIVIO: Llegada de un segundo equipo. Se confirma que ese es el lugar o que al menos no eres el único que la ha cagado.

3. LA COMPETICIÓN: A medida que van llegando más y más periodistas la pregunta que más se repite es... ¿y vosotros desde que hora lleváis aquí? Sin lógica alguna gana el que lleva más tiempo.

4. EL EXAMEN: Los periodistas empiezan a repasar los datos de la noticia como si nos fuéramos a examinar del tema. ¿Qué declaró la última vez? ¿Cuándo ingresó? ¿Quién está lesionado?

5. LA FAMILIA: Los periodistas pasan de la noticia. Hablan de sus cosas como si estuvieran en un bar ¿Cómo te va? Pues ya ves... ¿Buscaste ya piso? Que va, sigo viviendo en la calle... Que bien ¿no?

6. LA NOSTALGIA: Recuerdos de otras guardias, comparativas (puff, aquella si que fue larga), anécdotas (¿te acuerdas de aquella vez?)... Si hay becarios de por medio las batallitas pueden hacerse eternas.

7. ENSALZAMIENTO DE LA AMISTAD: Al fuego de la nostalgia se empiezan a organizar quedadas para el fin de semana que pocas veces se cumplen.

8. LA GRACIA: Alguien finge que ya llega a quien se está esperando. Todos se echan la cámara al hombro corren sin rumbo y al darse cuenta de que es mentira se ríen por fuera y le  maldicen por dentro (no demasiado porque todos lo hemos hecho una o unas cuantas veces).

9. EL SILENCIO: Después de horas hablando de lo humano y lo divino la gente se empieza a dispersar en busca de su propio espacio. Repasa en la cabeza los datos si tiene directo, llaman por teléfono a sus seres queridos...

10. EL FINAL: Llega el momento de grabar... Ya no hay nostalgia, ni ensalzamiento de la amistad; no hay quedadas para el fin de semana, ni bromas de compañeros... Después de horas juntos, diez segundos de grabación nos separan en un sálvese quien pueda que todos conocemos y de alguna manera aceptamos... La próxima guardia volveremos a reírnos juntos. Así es nuestro trabajo.

domingo, 2 de octubre de 2011

Las móviles de televisión...

Es el cumpleaños de Coni y en la terraza de la Mandrágora están sentados Giraldo, Goni, Alcázar, Lale y por supuesto Coni. Sobre la mesa hay unas cuantas copas para celebrarlo... Las risas van y vienen, las pequeñas bromas se cruzan con las grandes verdades y Lale dice: "Cabrón, a ver cuando hablas de los que trabajamos en las móviles"...

Podría decir que sin ellos nuestro trabajo no llegaría a ningún sitio y sería verdad, pero eso ya lo saben. Podría hablar de las horas que echan, de los madrugones que se pegan, de los kilómetros que llevan... pero en esta profesión, ¿quién no lo hace? Podría comentar que su trabajo está poco reconocido, que son casi invisibles en los éxitos y maltratados en los fracasos, pero tampoco voy a martirizarlos.

Prefiero decir que a veces les tengo envidia... Que yo me hice periodista para hacer los viajes que ellos hacen; para cubrir las noticias donde ellos nunca faltan; para conseguir las imágenes que luego me enseñan en sus teléfonos móviles; para entrevistar a las personas con las que ellos charlan de tú a tú... Porque quizás ninguno de los que está sentado en esa mesa es periodista, pero sus ojos ven a diario noticias en las que sueñan trabajar muchos reporteros... y al final del día, corre más actualidad por sus venas que en muchos de los que nos dedicamos a esto...