En el barrio de la Macarena, Sevilla, Josefa, 69 años, será mañana noticia. Hoy en cambio está en su casa sola, preocupada, nerviosa... y suena el teléfono.
-Hola, ¿es casa de Josefa?- le pregunto.
-Sí.
-Soy periodista, le llamo...
-Sí, por lo del desahucio.
Josefa lleva días con sus cosas empaquetadas. Su voz desanimada, casi apagada, parece haberse rendido y me explica que su abogado de momento no ha conseguido el aplazamiento.
-Estaremos allí para ver si podemos dar una buena noticia.
De repente al otro lado del teléfono solo se oyen lágrimas, pero no suenan a derrota.
-Aún no es tiempo de llorar, Josefa- y le sugiero que sea fuerte.
-Tengo que serlo- responde.En el barrio de la Macarena, Sevilla, Josefa, 69 años, aún no se ha rendido.
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