Juan y Sandra son esa noticia que te pellizca en las entrañas, que te duele darla, que la cuentas como si a ti te pasara porque a ti te puede pasar. Y te obliga más que nunca a medir cada una de tus palabras, a cuidar el tono de tu voz y deshojar tu texto de adjetivos... Ninguna persona necesita un periodista que piense por él, pero me gusta creer que agradecen que los periodistas les invitemos a pensar.
El desalojo de El Coronil nos ha dejado imágenes impactantes, secuencias que te estremecen a pesar de la distancia... Pero ha sido Marta, 4 años, aficionada a las telenovelas, quien me ha contado esta mañana que su casa está en obras y que por eso están con su abuela... y se me ha encogido el alma.
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